La cultura en una Universidad que transita
La tentación de delimitar la comprensión de la cultura a expresiones puntuales como son las dinámicas de la producción y consumo de los bienes artísticos, o la importancia de los patrimonios, las memorias y los símbolos, aunque son parte importante, no son suficientes para dar cuenta de la cultura como una categoría de alcance más amplio y complejo en la vida universitaria. Caer en esta tentación puede llevar pasar por alto la oportunidad de contar con un marco de interpretación y de actuación para enfrentar retos y desafíos complejos de las nuevas demandas de la sociedad a la academia y las ciencias.
Y para poderles dar respuesta la clave está en la cultura. ¿Por qué en la cultura? Porque es allí donde los saberes se convierten en propósitos, donde las experiencias se traducen en actitudes y en valores, donde las teorías permiten descubrir nuevos aprendizajes, y donde las conversaciones avanzan hacia las decisiones, y por esa vía, hacia los resultados. En suma, porque la cultura es donde las ciencias se traducen en procesos de la conciencia humana, tanto personal como social, que atraviesan a toda la Universidad. Fenómenos de naturaleza diversa tales como los efectos derivados de la crisis ambiental, los conflictos de género, los desarrollos tecnológicos acelerados, las noticias falsas y las posverdades, en fin, constituyen una larga lista de escenarios emergentes que requieren tanto del rigor de las ciencias, como de los diálogos con los saberes contextuales y ancestrales. Se necesitan tanto la planeación y la gestión institucional de políticas y estrategias, como de la disposición para entrar a los territorios a encontrarse con otros tiempos y factores imprevistos. Se requiere del texto académico, pero también de la capacidad de la conversación con el Estado, con los actores de la economía y con las organizaciones sociales para mover la realidad.
Y por eso se empiezan a sacudir ritos y protocolos clásicos que vienen de épocas que ya pasaron. Empiezan a revelarse experiencias innovadoras en la Universidad, que ocurren en diferentes sedes, que llevan a cabo grupos de pioneros con nuevas visiones para encarar estos retos emergentes y que van configurando una nueva identidad acerca de su rol como profesores e investigadores universitarios.
Y esta condición le sugiere a la universidad desde la perspectiva de su estructura, de sus métodos y procedimientos, así como de su sistema curricular, la necesidad del tránsito de los paradigmas clásicos que exhaustos se van quedando en el camino, hacia paradigma refrescantes que articulan las ciencias entre sí, que expandan el alcance de los currículos más allá de las aulas y los campus, que proyectan una Universidad a la medida de los retos por resolver.
Las personas que caminan hoy por el campus y que han venido de todos los rincones del país a estudiar, estarán a la vuelta de los próximos quince o veinte años al frente de respon-sabilidades y de decisiones que cambiarán la vida de personas, que orientarán el destino de territorios, que abrirán puertas globales. Por ellos la Universidad deberá profundizar esta escala de reflexión sobre la cultura en la que se incentiva la conexión entre disciplinas distintas, la colaboración entre dependencias diferentes, los encuentros entre lo bueno que cada uno ya está haciendo, para que estas nuevas conexiones vayan mucho más allá de la mera suma de lo que ya existe. Y por esta vía, entregar una formación cada vez más integral.
Sentido estratégico de la Red Cultural en la Universidad Nacional Sede Medellín
El campo estratégico de actuación de la Red Cultural por excelencia es la interculturalidad en la vida de la Universidad. La dinámica de la operación académica hoy está marcada por una concentración de cada una de las facultades en las disciplinas del corpus académico de cada una. Esto es necesario para mantener la calidad y rigurosidad de los estándares en los que se forman los futuros profesionales en estas diferentes áreas. Y así mismo las direcciones, institutos y demás dependencias adelantan sus misiones con dedicación y pulcritud para fortalecer el desempeño en cada uno de los ejes misionales de la Universidad.
Y todos y cada uno de estos procesos está atravesado por la cultura. Y en esta perspectiva, entendemos la cultura como esa dinámica permanente de las personas y de los colectivos que va formando percepciones, actitudes y valores, a través de las interacciones con las demás personas y con la realidad. Se trata de los aprendizajes profundos en los que se encuentran la conciencia, la sensibilidad y el ambiente, a partir de los cuales tomamos decisiones individuales y compartidas. Y esta presencia de la cultura en la vida de la Universidad define el sentido y los grandes significados que se proyectan a la comunidad universitaria, y a través de ellos a la sociedad.
Desde esta perspectiva, el trabajo de construir una Red Cultural en la Sede Medellín, desde el 2020 hasta hoy, ha sido el de urdir interculturalidad en las relaciones entre dependencias y oficinas en las que desde la dimensión de cada uno, se encuentra con otras dependencias para alcanzar propósitos relevantes para todos. Sobre la base de un trabajo articulado entre la Sección Cultura de Bienestar Universitario, Unimedios y el grupo gestor de la Red Cultural, se han logrado en este año movilizar 38 dependencias distintas de la Universidad, alrededor de 16 proyectos y procesos interculturales que están en marcha hoy.
Entre los más relevantes están la exposición “La Vida que nos Habita” que unió a museos y colecciones de distintas facultades en un esfuerzo que tuvo en Sala U una presencia permanente de colegios de la ciudad y del departamento, además de los estudiantes de la propia Sede, hasta alcanzar a cerca de las 2.000 visitas. Sobre la base de esta exposición y aprovechando su modularidad por temas, se está llevando hoy a bibliotecas barriales de la ciudad y a centros de Comfama en los municipios del departamento. Próximamente estará en el Jardín Botánico de Medellín.
Asimismo, la creación de la Facultad de Ciencias de la Vida, desde el punto de vista de la cultura organizacional de la Sede, está llevando a nuevas rutas de articulación y coordinación entre dependencias para responder a los retos de un hecho que no ocurría desde hace 48 años, como es la fundación de una nueva facultad.
Con las facultades de Minas y de Arquitectura, y con la Dirección Académica se avanza en la experiencia del diseño y la recuperación juegos didácticos que simulan situaciones reales que proponen dilemas culturales y de valores como una ruta de aprendizaje experiencial para llevar en marzo a un gran Campo de Juegos. Con todas las dependencias que trabajan en el nodo Conexiones de la Red Cultural se ha desplegado una campaña contra las Violencias Basadas en Género que ha movido las conciencias y ha propiciado conversaciones.
Es así como la tarea de la interculturalidad, como proceso vivo y dinámico, es significativo en la conciencia de cada uno, en la vida de la Universidad y en nuestra proyección a la sociedad.
Una conversación a propósito de un derecho de petición
La publicación de esta valla como parte de la campaña para prevenir las Violencias Basadas en Género motivó un Derecho de Petición a la Rectora Dolly Montoya. Aquí la respuesta que se le dio.
“¿Por qué en la sede Medellín se coloca una valla con el mensaje: ¨Si mi chiste incomoda, no es chistoso¨?”
En la sede Medellín, se colocan cinco vallas con varios mensajes y uno de ellos es: ¨Si mi chiste incomoda, no es chistoso” como parte de una campaña institucional desde el campo de la cultura, orientada a generar preguntas y conversaciones acerca de actitudes, valores y comportamientos que favorecen las Violencias Basadas en Género. La hipótesis de la que se parte es que dentro de los discursos que propician estas violencias, están los chistes y comentarios que, escudándose en el humor, reducen la integridad de las mujeres como personas a la dimensión de ser objetos para satisfacer impulsos imaginarios y la afirmación simbólica de la masculinidad más pedestre de quien deriva diversión de esta situación. Y este tipo de humor refleja una forma de pensar que expresa un nivel de normalización en nuestra sociedad de la imagen de la mujer como objeto para el disfrute del hombre y que por eso genera un marco de legitimación de la ocurrencia de agresiones y violencias físicas reales. Por eso los imaginarios compartidos que vulneran la dignidad de las mujeres en un plano simbólico, son una forma de discriminación. En ese sentido el artículo 43 de la Constitución establece que “La mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades. La mujer no podrá ser sometida a ninguna clase de discriminación”. En ese marco, la pieza de la campaña por la que se pregunta en el Derecho de Petición 4562, responde a la identificación de un conflicto institucional en el plano de la convivencia y es la ocurrencia de casos de Violencias Basadas en Género. Frente a esta situación, esta pieza tiene como propósito activar preguntas y conversaciones que se dan en el plano de la cultura, con el propósito de poner en debate los imaginarios que puedan vulnerar la dignidad de las mujeres y prevenir por la vía de la corresponsabilidad y la autoregulación la posible ocurrencia física de Violencias Basadas en Género. La cultura es la dimensión en la que se manifiestan las tensiones y las dinámicas que atraviesan a la sociedad, y en este caso a la Universidad, en lo que se refiere a estereotipos y afectaciones a la integridad sicológica y física de la mujer. Por lo tanto, el mensaje de la campaña no es una acción reglamentaria ni estatutaria sino que es una acción cultural institucional que se mueve en el campo de la prevención por la vía de la concientización y que responde al principio constitucional consagrado en el Artículo 21 de la Carta Política que dice: “Se garantiza el derecho a la honra”, además de coincidir con el sentido de los Artículos 20 y 27 citados por el peticionario, y busca justamente activar los debates públicos y académicos como el que en buena hora está provocando este Derecho de Petición.
La Facultad de Ciencias de la Vida, una apuesta por la paz y el desarrollo local
La Universidad Nacional de Colombia sede Medellín pone en marcha el proyecto Facultad de Ciencias de la Vida para ofrecer carreras en el campo de la salud como Medicina, Enfermería, Química farmacéutica, Fisioterapia, Fonoaudiología y Terapia ocupacional. Este esfuerzo está focalizado para ofertar estas carreras para los jóvenes de las zonas rurales y los estratos más vulnerables de Antioquia, Córdoba y Chocó. El propósito de esta focalización es contribuir a cerrar las brechas del acceso a la salud para las poblaciones de estos territorios que han sido uno de los epicentros del conflicto violento del país.
Este proyecto está focalizado sobre territorios y poblaciones que tradicionalmente han estado en los márgenes en lo que se refiere a recibir los beneficios del desarrollo. Por eso supone para la Universidad Nacional tanto un reto político, como un reto cultural, además de toda la complejidad de las construcciones, los procedimientos y los pasos institucionales internos.
Un reto político porque requiere de la gestión del compromiso de los actores institucionales, sociales y empresariales de los territorios para la motivación y la movilización progresiva de los jóvenes para que opten por el estudio como una opción de vida. Y también para impulsar la construcción en los territorios del ecosistema de salud que haga viable y atractivo para los jóvenes formados el retorno a construir sus proyectos de vida en los territorios, que son a su vez construcción estratégica del desarrollo y la paz.
Un reto cultural porque introduce un cambio de paradigmas en los territorios al pasar de un imaginario que ve la educación superior como un privilegio lejano y ajeno, a una percepción palpable de una oportunidad que puede comprometer a los jóvenes con un cambio significativo en sus vidas, y a través de ellos con un cambio en la vida de sus comunidades. Y es también un reto cultural hacia dentro de la Sede Medellín porque redefine su interacción con los territorios y abre la oportunidad para construir un modelo de educación-conocimiento-aprendizaje y cultura que apunte a la pertinencia del saber académico, en este caso en el campo de la salud, a la complejidad de los escenarios locales.
Así la Facultad de Ciencias de la Vida aporta al proyecto científico cultural y educativo que es la Universidad Nacional de Colombia.
La interculturalidad como desafío y oportunidad
Para la Universidad de hoy la capacidad de reconocer la diversidad de las culturas y de construir relaciones y procesos a partir de ella, es una competencia fundamental para la generación de conocimientos y de ciencia socialmente relevante. Y al mismo tiempo, representa un desafío que tiene que ver con las complejidades de la vida universitaria. Desde la convivencia entre estudiantes de todo el país, quienes traen a los campus sus culturas, pasando por las preguntas y retos que esta diversidad le plantea a la academia, hasta la manera como la Universidad se proyecta a los territorios como actor social, la interculturalidad es hoy una condición esencial para que la Universidad juegue el papel que le corresponde en la construcción de desarrollos locales y regionales a lo largo del país.
Y este camino de la interculturalidad genera sobresaltos en los paradigmas de una parte de la academia, cuestiona las endogamias disciplinares y las erudiciones apoltronadas, y señala caminos que apenas se están abriendo. Y por ahí, avanza hacia el terreno fértil de una Universidad que sea capaz de responder a las complejidades emergentes de los escenarios de crisis que nos atraviesan desde la localidad más lejana hasta la dimensión planetaria. Y ahí, en la cultura, se juegan el para qué y el hacia dónde de la función social de las ciencias.
En este proceso la Universidad Nacional de Colombia tiene dos motores fundamentales: el hecho de que sus estudiantes provengan de todos los rincones del país y sean portadores de identidades y tradiciones que apenas estamos reconociendo para incorporar a la vida universitaria, y las experiencias que se viven en las sedes de frontera en donde se están abriendo hoy las puertas de innovaciones y nuevas prácticas. Allí, en los procesos de formación los territorios se convierten en el aula extendida en la que se aprende de la realidad; en la investigación se articulan los conocimientos y la ciencia a la formulación y dinamización del desarrollo local con actores institucionales, sociales y económicos; en la extensión se construyen los diálogos con los saberes tradicionales y contextuales en la apropiación mutua de conocimientos que le dan pertinencia y factibilidad al desarrollo de los proyectos.
En suma, la interculturalidad hoy está perfilando una Universidad capaz de aportar a la paz y al desarrollo, entendido como el bienestar de las personas.