La UNAL te escucha, una campaña
de salud mental para todos.
Factores como el estrés, los trastornos del sueño, las dificultades de adaptación a la vida universitaria, -en algunos casos además-, adecuarse a vivir fuera de la casa paterna en una ciudad distinta y con otras costumbres, la gestión de las relaciones sentimentales o afectivas, los hábitos de alimentación y el consumo de diversas sustancias, son solo parte de los elementos que pueden influir en nuestra salud mental o en la de quienes nos rodean. Un tema en el que se ha avanzado mucho, que ahora se nombra con mayor frecuencia, tal vez como un saldo residual de la reciente pandemia del Covid-19, pero en el que todavía tenemos mucho terreno por ganar. Así como afrontamos de manera transparente la necesidad de cuidar la salud del cuerpo, es preciso entender que la salud de la mente es esencial y que requiere empatía para afrontarla de manera que no lastimemos las emociones ajenas o provoquemos secuelas que no por invisibles son menores.
Con esa convicción, el nodo Conexiones que lidera la Red Cultural UNAL viene gestando una campaña para motivar una mirada sensata sobre el tema, promover acciones solidarias de acompañamiento y gestionar una respuesta institucional adecuada cuando los casos puntuales así lo demanden. Una tarea construida de manera colectiva y con el acompañamiento profesional del mayor rigor, en procura de convertirnos en refugio y lugar seguro para los integrantes de nuestra comunidad universitaria.
Así como lo hemos hecho en le pasado con los asuntos de género y diversos tipos de violencia, buscamos que nuestros mensajes lleguen a todos los rincones y provoquen la conversación en torno a temas que siguen siendo tabú para muchos, o motivando evasiones en otros. Nos declaramos dispuestos a escuchar y a elaborar con los diversos integrantes de la comunidad, conscientes de que no tenemos la última palabra, de que no hay respuestas únicas y que con frecuencia la salud mental es tan frágil y tan variable como la corporal, pero menos evidente. Sabemos también que muchas de las expresiones de vulnerabilidad están asociadas a momentos específicos, cargas académicas o situaciones personales transitorias, pero estamos convencidos de que merecen atención y escucha.
Con frecuencia, un abrazo puede ser más contundente que una batería de argumentos y razones. Nadie está triste porque quiere, nadie finge una depresión, más fácil quien la tiene procura disimularla o esconderla, de manera que nuestra campaña está orientada a la solidaridad, a un llamado a la empatía y al respeto. Por eso, condenamos los chistes, las burlas, los lugares comunes que menosprecian la condición de vulnerabilidad del otro.
Sentirse triste o enojado no define a una persona. Estar sonriendo a toda hora, no reconocer problemas o ausencias graves, tampoco. En la universidad convivimos, compartimos el tiempo y el espacio, construimos desde la diferencia, pero, sobre todo, desde el corazón para que nadie esté solo ni se ahogue en el mar de sus preocupaciones. Recuerda que la UNAL te escucha, deja que tu voz se exprese.
Ciudadanos y ciudadanías.
La nueva temporada de Saberes con Sabor.
El espíritu de una cátedra pública es ampliar los escenarios universitarios, llevar temas y contenidos a la sociedad, pero también escuchar otras voces distintas a las de nuestros académicos. Al ampliar los horizontes y el espectro de las voces, lo que buscamos es vincular a la UNAL con el ámbito local y regional, lo mismo que con la agenda nacional, mientras reflexionamos sobre el quehacer de la academia a la luz de la actualidad, es decir, más allá de las declaraciones normativas.
Así lo ha procurado desde hace más de un lustro la Cátedra Pública Saberes con Sabor, impulsada desde la Vicerrectoría de Sede, con el apoyo de la Oficina de Unimedios y la Academia Colombiana de Ciencias Exactas Físicas y Naturales, y dinamizada por la Dirección Académica y la Red Cultural UNAL. Un espacio en el que se ha animado el debate respetuoso frente a diversos aspectos de la vida nacional y se ha evaluado el papel de la universidad en diferentes contextos.
Después de valorar en el primer semestre el papel de la universidad en la formación integral, su responsabilidad en la búsqueda del equilibrio entre los saberes disciplinares y los valores, quisimos para la temporada que corresponde al segundo semestre de 2024, abordar la preocupación por el concepto de ciudadanía en el tiempo presente. Una forma de relacionamiento social que es distinta de la que inspiró el término hace siglos, pero también de aquella con la que se enarboló la Revolución Francesa o con la que fueron constituyéndose los Estados nación. Más aún, ser ciudadano en Colombia parece ser distinto hoy que hace 34 o 35 años, antes de la Constitución de 1991; pero es distinto en todo el mundo, desde el auge de Internet y sus redes sociales.
Además de preguntarnos por otros modos de ser ciudadanos y de relacionarnos con los otros y con lo público, buscamos también una mirada crítica frente al papel de la universidad en la formación de los ciudadanos. Su responsabilidad en la búsqueda del equilibrio que implica la ciudadanía entre los proyectos y aspiraciones, personales y profesionales, con el compromiso y la responsabilidad que tiene cada individuo frente al mejoramiento de la calidad de vida y el bienestar, tanto propios como de la sociedad con la que comparte el espacio y el tiempo.
Pensarnos desde las diversas maneras posibles de ser ciudadanos, desde ópticas que tienen que ver con intereses de diferentes poblaciones, a partir del fortalecimiento de valores culturales y en la dimensión ética y estética que procura una identidad propia, sin abandonar la responsabilidad social que implica el ejercicio de la ciudadanía, es el eje sobre el que gravitarán las charlas de Saberes con Sabor a las que invitamos a los lectores, para que se conecten de manera sincrónica, para que asistan a algunas que tendremos de manera presencial, pero también para que vuelvan sobre los contenidos alojados en el canal de Youtube de la universidad, de manera que el diálogo continúe y se nutra, que se retroalimente y proponga otras miradas para las sesiones futuras.
Si a la Universidad le corresponde “formar profesionales e investigadores sobre una base científica, ética y humanística, dotándolos de una conciencia crítica, que les permita actuar responsablemente frente a los requerimientos y tendencias del mundo contemporáneo y liderar creativamente procesos de cambio”, a los universitarios nos toca asumir con madurez la ciudadanía y compartir el conocimiento con una sociedad que demanda de nosotros rigor y cercanía. Invitados entonces a esta cátedra pública, a este diálogo abierto, a esta universidad ampliada.
La vorágine, cien años de una historia de pasión
y violencia en lo profundo de la selva.
La Biblioteca Efe Gómez, que recibió y compartió las diversas ediciones de La Vorágine, es también el primer escenario que acogerá la exposición de la Red Cultural UNAL que rinde homenaje al primer siglo de vida de la novela con la que José Eustasio Rivera se internó en la jungla de la eternidad. Una novela que muchos consideran como el comienzo de la modernidad literaria en el país y que se ha convertido en referente también para América Latina.
Como Ulises en la Odisea de Homero, o Eneas en la Eneida de Virgilio, Arturo Cova en La Vorágine nos vuelve sus compañeros de viaje y aventuras. La suya no es, sin embargo, una ruta de regreso, surcando los mares y afrontando los desafíos que se les van presentando a los personajes mediterráneos que vuelven al hogar después de la guerra; esta ruta es en el sentido contrario, huyendo del hogar, de la ciudad, para entregarse a la inmensidad de la selva. Con la misma pasión y el mismo arrojo, nos pondrá al frente ya no al destino ni a la voluntad de los dioses, sino a lo peor de la condición humana, la degradación, la explotación, la sevicia y la violencia, en un escenario desconocido para nosotros, pero mágico y majestuoso, hace un siglo y hoy todavía.
Es que justamente esa es la magia de la literatura, la posibilidad de dar cuenta de una época y de un espacio, pero al mismo tiempo seguir vigente y seguir siendo pertinente en su mensaje. La Vorágine vio la luz por primera vez en abril de 1924 pero, como quedó demostrado en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, en donde se agotó la hermosa
reedición que hizo la Facultad de Ciencias Humanas de la UNAL bajo el liderazgo del profesor Carlos Páramo, sigue siendo atractiva y reveladora para los lectores del presente.
En este siglo que ha pasado, es cierto que no hemos sido capaces de reconocer nuestra selva ni valorar a las comunidades indígenas en la dimensión que hubiéramos debido, pero también es verdad que hemos bebido del esplendor de la obra, de su estética y su de su llamado ético para nutrir nuestra literatura, nuestra manera de ver el mundo y nuestra cultura. No en vano, la obra de José Eustasio Rivera, egresado de derecho de la Universidad Nacional de Colombia, ha sumado más de 140 ediciones y ha inspirado obras audiovisuales, ensayos, temas musicales y toda suerte de formas de contenido.
La exposición de la Red Cultural UNAL estará en octubre en la Biblioteca Efe Gómez del campus El Volador, en noviembre comenzará una ruta para recorrer parte de esta selva urbana a través de las bibliotecas y centros culturales, como han hecho otras de las que hemos promovido. La siguiente estación será la Casa de la Literatura del Barrio San Germán en el occidente de la ciudad y de ahí irá a otros lugares con su mensaje contra la deforestación, la explotación y la violencia. Ojalá que esta vez tenga más sentido y sea más escuchado que hace un siglo.
Por supuesto, lo que más queremos es que quienes se acerquen a ella se sientan motivados por acompañar a Cova en su tránsito por la selva, que quieran leer la obra, que emprendan la aventura maravillosa de la lectura, una de las pasiones más universales y de las prácticas más humanas posibles. En las letras dejamos la vida y nos encontramos con otras vidas, en otros lugares y otros tiempos, para reconocer que, aunque somos distintos, nos parecemos en la esencia.
Celebrar la universidad y el patrimonio.
Después de una exitosa participación en la Fiesta del Libro y la Cultura de Medellín, nos disponemos a mirar hacia adentro para conmemorar la Semana Universitaria y el mes del patrimonio. Un momento propicio para pensar en lo que somos, lo que tenemos en común y lo que podemos construir juntos, desde la diferencia, pero también a partir de lo que nos une.
Este año la semana universitaria no implica suspensión de las labores académicas como en otras oportunidades, pero está llena de actividades simbólicas, culturales, artísticas y de reunión, que proponen tejer encuentros e historias en el lugar que nos es común, que nos congrega y nos acoge, que nos convierte en comunidad.
La música, el cine, los talentos, la palabra, la pintura, el deporte, los juegos, las lenguas, los relatos, los sabores, las costuras, las imágenes, los sueños, las raíces, las sonrisas… y un extenso etcétera de actividades, sensaciones y emociones, estarán a la vista, nos vestirán de fiesta y nos recordarán que en este espacio físico y del corazón que es la UNAL nos encontramos para ser distintos, para hacernos mejores, para acompañarnos y compartir alegrías y sinsabores, para construir propósitos, desafiar el conocimiento y habitar el mundo.
Entre el 23 y el 27 de septiembre combinaremos la satisfacción por el cierre de un semestre cargado de contradicciones y situaciones diversas, pero ojalá frutífero desde todas las dimensiones, con la alegría de celebrar, como cada año, el día clásico de la Universidad Nacional de Colombia. Una oportunidad para agradecer su fundación hace 157 años, el 22 de septiembre de 1867, y de renovar también el amor que le tenemos.
La semana universitaria será también el espacio para celebrar la multiculturalidad, reconocernos distintos y a la vez parte de la misma historia, además de ser el escenario soñado para la posesión de las nuevas autoridades, la nueva junta del Cabildo Indígena Universitario. Una ocasión maravillosa para saludar a los mayores, para escuchar otros
relatos y recordar que entre nosotros hay quienes vienen de más lejos, en el tiempo y en la geografía. Ellos hacen parte de nuestro bagaje cultural, de nuestro patrimonio vivo.
Precisamente esa semana cierra el mes destinado a la celebración y el reconocimiento del patrimonio en Colombia. Un asunto del que la universidad es garante y custodia en muchos casos, y que para la Red Cultural UNAL es mandatorio. Sabemos que nuestros bienes tangibles e intangibles, naturales y sociales, las prácticas y los valores, la lengua, los significados, nos pertenecen y en parte nos definen. Que tenemos que cuidarlos, conocerlos, disfrutarlos y ayudar a difundirlos. Así lo hacemos reconociendo como patrimonio vivo, a mujeres y hombres que han ayudado a construir la Sede Medellín y que llevan el escudo UNAL tatuado en el alma y en la piel.
Hoy sabemos que el valor del patrimonio y de las manifestaciones de la cultura no está en la nostalgia del pasado sino en la capacidad de inspiración y encuentro que suscitan en el presente. En las relaciones que hacen posibles entre las personas, lo que nos ayuda a tejer como sociedad. Celebremos pues la semana universitaria como espacio de goce y reflexión, de integración y de valoración del patrimonio UNAL.
Compartimos “Un latido común”
Estamos felices de poder encontrarnos, desde el corazón, con la ciudad, con sus letras, con su cultura. Hace 18 años Medellín decidió convertir su feria del libro en una fiesta que además de las letras acogiera diversas manifestaciones culturales, bajo el entendido de que la palabra describe el mundo, pero también ayuda a crearlo y a recrearlo. La Universidad Nacional de Colombia, siempre ha estado allí, ha hecho parte de la muestra comercial y de divulgación de su producción científica, académica y literaria, ha habitado la fiesta y ha promovido sus eventos, pero este año además ha decidido compartir otras experiencias y otros momentos de encuentro, vivir aún más la celebración, por eso, desde su Aula Móvil, que estará dispuesta en el eje de Carabobo, le dará la bienvenida a la Fiesta del Libro y la Cultura.
“La magia de los libros nos lleva a un viaje a través del tiempo, recordándonos que la unión es la fuerza motriz de la evolución y el progreso. La lectura y la escritura son herramientas que desde siempre nos han permitido comunicarnos y conectar nuestros saberes en un esfuerzo conjunto por construir un mundo mejor”, nos dice la ciudad para convocarnos a la fiesta y nosotros, felices, aceptamos con la consciencia plena de que hay múltiples lecturas, porque las herramientas de la narrativa cultural son diversas. Por eso, el aula móvil acogerá conversaciones sobre libros, pero también talleres de memoria, juegos pedagógicos que invitan a la inclusión y a la valoración de la diversidad, cuentos y retos; así como recibirá a los caminantes que compartirán la historia urbana del sector, con los pies sobre sus calles y la emoción en el palpitar de sus anécdotas y detalles.
La Fiesta del Libro y la Cultura se cumplirá en el maravilloso escenario del Jardín Botánico de Medellín, entre el 6 y el 15 de septiembre. Allí nos encontraremos para acompasar los latidos y compartir diferentes manifestaciones del arte, expresiones diversas de la ciencia, textos nuevos y antiguos, reflexiones políticas y preocupaciones sociales, desafíos académicos y divertimentos mentales, expresiones diversas de la cultura, reivindicaciones de género y celebraciones étnicas. Serán días para vivir y celebrar formas distintas de lectura, para rendirle homenaje al libro y a la palabra, pero, además, para fortalecer los lazos entre la Universidad y el entorno, para dejarnos ver y buscar a los otros, para procurar y construir compañía.
Allí estarán reflejadas todas las facultades, la División de Bibliotecas, los laboratorios y las direcciones de Investigación y Extensión y la de Bienestar Universitario, además de la renovada Tienda UNAL con la Librería UNAL y el sistema de medios institucionales (Unimedios). En este espacio debemos vernos y encontrarnos todos, los estudiantes, los profesores, los egresados y los empleados, nuestras familias y los vecinos. Todos, como expresión polifónica de la voz de la universidad pondremos el corazón y la razón al servicio del encuentro del libro y la cultura, tenderemos un puente entre la Universidad y el entorno, para recordarle a la ciudad y al departamento que la Universidad Nacional de Colombia es de todos, que representa el más grande centro de pensamiento y de creación de conocimiento, al servicio de la sociedad.
Encontrémonos en la Fiesta del libro, celebremos nuestro latido y escribamos juntos nuevas historias, páginas llenas de relatos que nos conecten con quienes comparten con nosotros el espacio y el tiempo, pero que les sirvan a otros, en otros momentos y en otros lugares, para entender lo que fuimos e hicimos. Compartamos esa mezcla loca de angustia y deseo que es la vida, reflejada en el libro y expresada en la cultura.