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Autorretrato
Pedro Nel Gómez1, c. 1970-19742, óleo sobre lienzo, 82,5 × 97 cm.
Ubicación actual: Decanatura de la Facultad de Arquitectura, bloque 24, campus El Volador
El autorretrato en óleo de Pedro Nel Gómez, ubicado en la decanatura de la Facultad de Arquitectura, recuerda que el maestro fundó esa casa del saber en 1954 y que ocho años antes contribuyó con la formación del programa de Arquitectura derivado de la Facultad de Minas. Según la médica Leni Oberndorfer, el “retrato al óleo con el artista sentado en una silla fue adquirido por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia” (1991, p. 786), lo cual se confirma en la Resolución 128 del 23 de abril de 1974, Acta 14, de la Comisión de Decanos de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, que autoriza la compra de la obra.
Un autorretrato es siempre mucho más que una imagen del autor; es una declaración personal en la cual el artista abre su individualidad y se expone con un mensaje íntimo para publicar algunos aspectos de su personalidad. La técnica, la composición, el formato, la paleta, la postura, la perspectiva, el fondo y los elementos complementarios, es decir, todo lo que conforma la creación, dice algo sobre el artista. Un autorretrato es la afirmación del Yo.
En este cuadro, Pedro Nel está en primer plano, representado casi de cuerpo completo, excepto la parte inferior de las piernas. Está sentado sobre una silla con un brazo, con la mano izquierda apoyada sobre el muslo del mismo costado y con la otra sobre el reposabrazos del solio. Detrás del maestro aparece el ángulo inferior derecho de un fresco, muy similar a un fragmento del denominado Homenaje al pueblo antioqueño, que está en el muro suroccidental de lo que fue su estudio en la Casa Museo Maestro Pedro Nel Gómez, localizada en el barrio Aranjuez, sector nororiental de Medellín.
Aunque el taburete es cómodo y posee un asiento abullonado de azul celeste y su estructura es de color verde como la chaqueta que lleva puesta el pintor, no es un mueble opulento, no pertenece a un mobiliario de sala o para visitas, no es propio para largas charlas o encuentros sociales formales. Es más bien un artefacto de trabajo, ligero y práctico, que insinúa la profesión del sujeto al que pertenece: un hombre hábil en su oficio poético de hacer y materializar ideas de manera efectiva.
La cabeza del retrato está entre dos figuras del fresco del fondo: sobre el hombro derecho aparece una mujer desnuda agachada, y en el lado opuesto se observan las piernas de otra mujer parada, ligeramente cubierta con una tela rojiza en las partes íntimas. Los brazos de la mujer inclinada están cortados por el antebrazo del artista, lo que impide ver las manos y la actividad que realiza, pero en el mural aludido ella toma un pez de una fuente de agua; no obstante, en el fresco del estudio taller, este personaje esta invertido, por lo que puede inferirse que se tomó como referente el cartón o los bocetos preparatorios para el fresco. Ya que las manos de este personaje no se ven, podría también suponerse que se trata de una barequera, que fija su mirada en el anhelado fruto de su bateo.
En todo caso, la presencia femenina de los desnudos de piel mestiza y rasgos indígenas habla del interés de Gómez por la mujer de su tierra, y por su objetivo de universalizar la raza con un sentido notablemente nacionalista, aspecto trabajado de manera amplia en toda su obra. El hecho de que la mujer reclinada dirija la mirada hacia abajo y que su cuerpo esté cortado por los límites del lienzo, sumado a que de la otra joven solo se aprecien las piernas parcialmente, le permite al observador tener presente el aspecto simbólico que representan, pero favorece la atención central en el autorretrato.
El pintor, aunque está en reposo, tiene una postura recta y los brazos se apoyan de manera firme, lo que transmite una sensación de seguridad, disciplina y rigor, consecuente con el espíritu pragmático y recio de su formación como ingeniero. Sus vestiduras, un tanto informales, pero no clásicas, muestran que se trata de un personaje intelectual, culto y de vocación artística más que ejecutiva o gerencial; el verde del saco que porta, por ejemplo, además de darle un toque distintivo, remite a lo geográfico, a la selva y al monte, que tanto interés le produjeron y plasmó en su obra con un estilo apasionado propio. El personaje está vestido con una indumentaria ocasional, no es un atavío de trabajo, no es un uniforme rígido ni el traje inflexible de saco y corbata; es la ropa de un hombre común que resguarda su cuerpo con lo justo para centrarse en lo que considera realmente importante: el producto intelectual de raigambre humanista. Así, parece que el momento captado se ubica en un tiempo perfecto y satisfactorio posterior a la tarea cumplida.
El estilo realista y figurativo de esta pintura, así como el del resto de la producción plástica del maestro Gómez, denotan su entusiasta compromiso con la historia, el medio, la Naturaleza y el contexto, lo que lo condujo a una expresión estética vehemente y exaltada, con convicciones políticas fuertes y con una crítica radical basada en su temperamento tozudo y recio, leal a sus principios filosóficos y a su postura social ante el mundo, lo que sin duda emerge en el retrato. De tal suerte, el rostro refleja un estado de ser orgulloso, altivo e inmodesto gracias a las facciones y los gestos que evaden el placer, lo espontáneo o lo lúdico, y merced también a la mirada desviada, que atiende algo de mayor interés que el observador y se dirige en cambio hacia la derecha del espacio de la obra para sustraerse de la escena.
No hay pues conexión directa entre el autorretratado y los espectadores del óleo. Su impasible actitud y el semigiro de su cuerpo lo distancian de manera presuntuosa, poniendo límites y evidenciando cierta indiferencia propia de su voluntad férrea y su pujante confianza. Sin duda, la proporción del cuerpo respecto al formato de la tela, que llena casi por completo la superficie pictórica y abarca todos sus extremos, manifiesta el vigoroso carácter y el extenso alcance de la identidad de esta celebridad, que introdujo en el arte colombiano el dominio técnico del fresco en la época republicana, catapultó la acuarela como expresión autónoma y encontró en las raíces étnicas y en la mitología popular motivos de una expresión moderna y renovada de lo propio, subrayada con la pincelada gruesa y enfática.
1 Pedro Nel Gómez Agudelo (Anorí, Colombia, 1899-Medellín, Colombia, 1984). Ingeniero Civil de la Escuela de Minas de Medellín, arquitecto, urbanista, escultor, grabador, pintor y muralista. Profesor Emérito de la Universidad Nacional de Colombia y fundador y decano de la Facultad de Arquitectura de dicha institución. Realizó estudios de pintura en Francia, Holanda e Italia. Fue director de la Escuela de Bellas Artes de Medellín. Expuso en múltiples espacios y ciudades, pero se destaca la del Salón Central del Capitolio en Bogotá. Realizó infinidad de frescos en edificios públicos, privados e institucionales, incluyendo el Palacio Municipal de Medellín, en su casa y en varios edificios en la Sede Medellín de la Universidad Nacional de Colombia, donde también se albergan obras escultóricas y pictóricas suyas. Fue cónsul de Colombia en Florencia, arquitecto del departamento de Antioquia, presidente de la Casa de la Cultura de Medellín y miembro de la junta de Empresas Públicas de Medellín, entre otros cargos públicos. Su hogar, en el barrio Aranjuez de Medellín, es la Casa Museo Maestro Pedro Nel Gómez, que exhibe numerosas obras pictóricas y escultóricas suyas, y posee un valioso archivo de sus dibujos, cartones, grabados y otros documentos. Recibió el Premio Instituto Colombiano de Cultura en Artes Plásticas, el Honor al Mérito de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Medalla Juan de la Cruz Posada de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros, la Estrella de Antioquia y el Hacha Simbólica, distinciones otorgadas por el municipio de Medellín, la Cruz de Boyacá por parte de la presidencia de la República, así como la Medalla del Consejo Mundial de la Paz en el Congreso Internacional de la Paz de Moscú, entre varias distinciones.
2 La fecha aproximada fue determinada con base en dos elementos: Paola López, coordinadora de colecciones del Museo Pedro Nel Gómez en correo electrónico del 27 de mayo de 2024 establece 1970-1975; la Resolución 128 del 23 de abril de 1974, Acta 14, de la Comisión de Decanos de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín autoriza la compra de la obra.