Iglesia de Nuestra Señora del Rosario
Gustavo Rendón,1 1997, dibujo acuarelado, 13,0 × 13,5 cm.
Ubicación actual: Biblioteca Efe Gómez, segundo piso, campus El Volador
San Salvador de Bahía de Todos los Santos, o simplemente Salvador ―primera capital del Brasil colonial―, lo es del estado de Bahía, puerto exportador, centro industrial, base naval y ciudad universitaria. La metrópoli tiene una rica historia que se remonta a 1510 cuando un barco francés naufragó en el río Vermelho, cerca al emplazamiento actual de la urbe, y su tripulación habitó la región. La llegada de los esclavos africanos desde el Golfo de Benín y de Sudán en el siglo xviii marcó de manera definitiva el desarrollo cultural de Bahía, caracterizado por un sincretismo religioso que reúne el candomblé ―credo, música, baile, vestuario, lengua y culinaria propios― y el cristianismo. A esta confluencia se une el espíritu alegre y festivo que encuentra en el carnaval su máxima expresión y que le ha valido el apelativo de Capital de la Alegría, al que se suma el de Roma Negra por la cantidad de población de color que habita en ella.
La riqueza histórica, social, cultural, geográfica y arquitectónica de la ciudad atrajo al profesor Gustavo Rendón cuando se encontraba en Petrópolis ―municipio cercano a Río de Janeiro― en 1994, para desarrollar un proyecto de ilustraciones infantiles para la Fundación Centro Internacional de Educación y Desarrollo (cinde) y la imprenta brasilera Crianzas Creativas. En el viaje de aquellos días tomó los apuntes y bocetos que le sirvieron luego, en 1997, para realizar el conjunto de ocho dibujos acuarelados que componen la serie sobre la cual se centra este texto, que también se refiere a otros dos de la ciudad de Ouro Preto. La colección de los diez trabajos, además, constituyó un producto académico que el profesor presentó en la Universidad Nacional de Colombia.
Las obras que conforman la serie son de formato cuadrado pequeño. Este tipo de piezas no solo exige un gran virtuosismo en el manejo técnico por el detalle en miniatura que demanda, sino que también implica una relación íntima y cercana con el espectador, quien se ve forzado a aproximarse corporalmente a la obra para observar los detalles y la destreza artística plasmada en la reducida creación con delicadeza y finura. En consecuencia, pintor y espectador comulgan de manera cercana mediante la obra para establecer un vínculo estético sutil y delicado.
Los dibujos de viaje son una herramienta usual entre artistas y arquitectos. Constituyen un poderoso medio de aprendizaje, descubrimiento y exploración de los sitios visitados y al mismo tiempo se convierten en documentos de recordación, depósitos de experiencias, cúmulo de instantes. Cada paisaje plasmado recorre el ojo, la mano y la mente del artista en dos sentidos y varias veces: de la retina a los dedos, de las palmas al corazón, de las entrañas al cerebro, y viceversa. Los ecos de esta danza pictórica resuenan en las calles y los edificios que constituyen la serie; replican en los colores y los cielos, en los andenes y las fachadas.
La pericia en el manejo de los instrumentos y de la técnica, así como de los mecanismos matemáticos de representación, profundidad y perspectiva, se suman a la fórmula mediante la cual Rendón obtiene estas exquisitas pinturas que registran diversos rincones del territorio soteropolitano recorrido.
Figura 1: Gustavo Rendón, Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, 1997, dibujo acuarelado, 13,0 × 13,5 cm.
Fuente: fotografía de Juan David Chávez Giraldo
La obra titulada Iglesia de Nuestra Señora del Rosario (figura 1), el templo ocupa un punto más central, aunque ligeramente desplazado hacia la derecha, y el punto de vista desde el cual se captura la imagen le da preponderancia porque se destaca de manera contundente en el perfil superior de las siluetas. Además, las fachadas que le anteceden en el costado izquierdo de la vista están pintadas con cafés oscuros y la vecina de la derecha con salmón pálido, lo que genera un fuerte contraste con el toque de azul cerúleo muy claro que se le ha puesto al frontis. Para reforzar esta táctica cromática, las sombras proyectadas por los edificios del entorno sobre la iglesia se han logrado con un azul zafiro oscurecido y las “tías bahianas”, otros personajes, un vehículo estacionado en la vía, el pavimento y las dos primeras casonas que enmarcan la obra, son casi blancos, con tenues acentos de acuarela transparente. El azul del cielo le da profundidad a la recreación pictórica y enfatiza ópticamente la tridimensionalidad simulada.
Como puede constatarse, todo el grupo de obras de Rendón conforma un valioso documento que hurga en la realidad urbana aspectos significativos de la cultura que los habita. Las pinturas se convierten en soporte de los hallazgos estéticos respaldados por la tradición, la geografía, la historia y los hábitos, alejándose de la simple reproducción fiel de lo recorrido para instalarse en valores elevados que superan la apariencia visual del mundo.
1Gustavo Adolfo Rendón Castaño (Medellín, Colombia, 1955-v.). Arquitecto. Profesor Asociado de la Escuela de Medios de Representación de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia. Su actividad pedagógica se ha centrado en las áreas del diseño proyectual, del dibujo y los medios de representación. Obtuvo el premio Talento 2012 de la Gobernación de Antioquia con una serie de dibujos de once ciudades antioqueñas titulada Caricaturas urbanas. Algunas de sus obras se han publicado en revistas, calendarios y otros soportes gráficos