Escudo de la República de Colombia Escudo de la República de Colombia
 
btn dialogos
[DIÁLOGOS]

Entre las dieciséis comunas y más de dos mil calles, centros y paredes en Medellín, se visualiza una historia que se cuenta por sí sola: la de los grafitis y murales que pintan la ciudad; movimientos artísticos que se han extendido por todo el mundo como una forma de expresión y de vanguardia en escenarios públicos, expresando y resaltando los lugares a través de sus coloridos trazos.

Respecto al muralismo en el contexto latinoamericano, este movimiento se desarrolló con especial solidez en México, en la década de 1920, por parte de grandes artistas que generaron controversia con sus obras, como es el caso del Diego Rivera y su mural “El hombre en la encrucijada” el cual fue pintado en el vestíbulo del edificio Rockefeller Center y, que debido a su connotación revolucionaria, fue de desagrado del entonces vicepresidente de los Estados Unidos Nelson Rockefeller, quien ordenó que fuera borrado.

El muralismo se convirtió en un movimiento esencial que daría partida a un grupo de artistas mexicanos como David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y el ya nombrado Diego Rivera, los cuales fomentaron esta iniciativa, mostrando una narrativa a través de imágenes que representaban sus ideologías y expandiéndose como una forma de expresar, decir o dar una crítica.

Adentrándonos en esta ola, encontramos el muralismo en Colombia, especialmente en Medellín, con el maestro Pedro Nel Gómez, destacado artista antioqueño quien se dedicó a plasmar por medio de sus pinturas, murales y obras, la realidad del país en la década de 1960. Pedro Nel incluyó en sus obras perspectivas diferentes a las tradicionales, implicando personajes como las mujeres fuertes y guerreras, mineros y obreros. Se resalta algunos de sus murales más importantes ubicados en la Aula Máxima de Facultad de Minas de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, también en el Campus el Volador, encontramos obras diseñadas por el mismo maestro, quien egresó de la institución y que dejó algunas de sus obras y esculturas más representativas.

Prácticas como estas fueron revolucionando -no solo las calles- sino también en los espacios públicos e instituciones, donde se pintó la voz del pueblo a través de la imagen. Esta práctica artística hoy en día toma fuerza en las calles de la colorida ciudad de la eterna primavera, en las interminables filas de imágenes, pensamientos y representaciones de artistas, expresadas allí, con pintura, aerosol y mucho talento.

Pintar sensaciones, ideas y reflexiones ha hecho de barrios, comunas y muros abandonados un espacio ameno, resignificando el lugar y haciendo visibles sitios que necesitan hablar y lo hacen a través del arte. El muralismo ha brindado un especie de unión, una colectividad formada por artistas, niños, estudiantes, docentes y personas del común que, por medios de sus historias y el contexto, han narrado en imágenes la vida en las calles de Medellín y la famosa Comuna 13, espacio que fue marcado por la violencia, siendo el epicentro de conflicto, pero que gracias a actividades como éstas, han logrado respetar la memoria y recuperar el entorno, mostrando el talento de artistas profesionales y empíricos que recrean historias con colores e imágenes, visibilizando el lugar.

Instituciones y el movimiento artístico popular

Instituciones como la Universidad Nacional de Colombia - Sede Medellín, convierte a esta ciudad en un punto universitario que aloja a estudiantes de la ciudad y de todo el país, que se forman en múltiples disciplinas bajo la rama del conocimiento. Instituciones de carácter público como ésta, que han sido clave para el desarrollo de profesionales para la sociedad y que promueve la reflexión crítica del entorno, no sólo por la ciencia y el saber, sino por formar una comunidad con una visión crítica frente al medio y con ideas de mejora social.

El muralismo es una expresión en donde la universidad no queda exenta, ya que, a través de estas prácticas, se puede evidenciar en sus paredes historias, protestas, pensamientos, vivencias y demás formas que la convierten en una voz desde el arte, consideraciones que varían en cada sentido, como lo afirma Carolina Hincapié Aguirre y María Alejandra Román Piedrahíta, estudiantes de la Sede, quienes participaron convocatoria de la V Jornada de Murales y Grafitis, una actividad que se realiza desde hace casi 10 años: “con su obra Inclusión-equidad-Libertad, ubicada en el primer piso del bloque 03 del Campus El Río, muestran a la mujer indígena, blanca y negra, como símbolo de nuestras raíces, de fortaleza y luz, dice Román Piedrahíta. La idea es representar la diversidad de las comunidades culturales femeninas que a nivel histórico han sido segregadas”. Expresiones al rojo vivo que dan una voz de aliento y apoyo, sirviendo como vehículos de la memoria colectiva, pero que dentro la universidad ha permeado muchas veces y otras en que los casos varían, aún sí, la participación desde el muralismo se ha convertido en forma de luchar y reconfigurar el espacio.

Esta práctica ha resistido en instituciones de educación superior, especialmente públicas, en las que la protesta social y la lucha por la educación, el respeto y la igualdad son predominantes. El muralismo en estas instituciones se ha visto marcado por la censura, en donde la limpieza de muros ha generado controversia dentro de la comunidad universitaria, sin embargo, desde la misma institucionalidad se han empezado abrir procesos por proteger estas huellas a través de proyectos que brinden espacios que integren estas expresiones con nuevos espacios de participación, como la iniciativa de la Red Cultural UNAL y la Dirección de Investigación y Extensión de la Sede Medellín, la cual pretende abrir un recorrido de murales y grafitis para reivindicar la diversidad de prácticas artísticas que tiene la universidad.

 

Autora:
Karen Yuliana Muñoz Buitrago
Estudiante de Gestión Cultural y Comunicativa
Universidad Nacional de Colombia - Sede Manizales