Boletín Puntadas de Red. Edición 20
Habitar la universidad como espacio físico y mental.
¡Regresamos!, no es poca cosa. Volver a ver los pasillos, los edificios, las aulas, las cafeterías llenas de jóvenes, es maravilloso. Nos encanta escuchar que las voces y las risas de personas llenas de energía se mezclan con el canto de los pájaros y la algarabía de las guacamayas, el bichofué, los loros y los pericos.
El regreso nos permite sentir completa la comunidad universitaria. Nos faltaba una parte esencial, esa que le da sentido a la Universidad, que habita los campus y se deja tocar por el lugar del encuentro, desde el desencuentro, porque como dijo Kant, “Lo más importante que puede hacerse en la educación es abrir la posibilidad del debate”.
Es que, desde su origen, la universidad ha sido un espacio físico y mental en el cual todo se pone en duda y en discusión. Su función es formar profesionales en distintas disciplinas, pero sobre todo ciudadanas y ciudadanos críticos, solventes intelectualmente y comprometidos con el bien común. Son más de diez siglos de evolución del concepto de universidad, desde la idea del universitās magistrōrum et scholārium, la “comunidad de profesores y académicos”, hasta nuestros días. Una historia que no comienza ni termina con nosotros, pero que debe avanzar con nuestros aportes, con nuestro compromiso. Una historia que también ayudamos a escribir.
Por eso es tan importante el retorno, porque nos ubica nuevamente en la dirección de construir, de debatir, de poner en juicio todas las ideas y todos los saberes, de jugarnos a fondo en el desafío del conocimiento que implica ampliar siempre el espectro, lo que se sabe de cada disciplina, de cada oficio, de cada profesión. El maestro Estanislao Zuleta lo decía revisando la historia de la filosofía y la educación: “Kant, aunque concibe la universidad como una institución ligada necesariamente al saber, sabe que la universidad está vinculada con el poder. […] Mientras la universidad siga siendo universidad, tendrá un vínculo necesario con el saber, entendido como un saber racional, como un saber efectivo”.
Esa es nuestra invitación, a habitar los campus y dejarse habitar por la Universidad en todas sus dimensiones. En la Red Cultural de la UNAL Medellín, queremos tejer con ustedes nuevas apuestas, nuevos sueños colectivos que nos ayuden a forjar una cultura cotidiana que celebre la diferencia, que rete el conocimiento y que no sea ajena al entorno. Por eso, hacemos de los campus espacios expositivos y de encuentro, por eso llevamos la Universidad a los barrios y a la ciudad, porque estamos convencidos de que cuantos más seamos, cuanto más diversos, podremos ser una mejor sociedad.
¡Qué bueno que estamos juntos, otra vez!